A través de la adquisición de una firma extranjera buscan trasladar su domicilio fiscal a países donde las tasas son más bajas.
La oferta de US$107,000 millones de
Pfizer por AstraZeneca, la más alta de la historia por una empresa británica, daría origen al mayor gigante de la industria farmacéutica por ventas a nivel mundial. Pero no son las sinergias, las líneas de productos complementarias, ni el calce en la segmentación geográfica, lo que está motivando el interés de Pfizer, sino los impuestos.
Si la operación se concreta, al adquirir una
empresa británica, Pfizer pasaría a establecer su residencia tributaria en Reino Unido, reduciendo la tasa de impuestos que paga desde 35% en EE.UU. a 21% en su nuevo domicilio fiscal. De hecho, tras presentar su oferta de compra, lo primero que hizo la firma fue enviar una carta al primer ministro David Cameron comprometiéndose a cancelar sus impuestos en la isla.
Pero Pfizer no es la única que está siguiendo el camino de la “inversión tributaria”, como se denomina a la
estrategia de usar una adquisición para cambiar el domicilio del pago de impuestos. El mismo objetivo estaría detrás de la oferta de US$46,000 millones lanzada a fines de abril por Valeant sobre su rival Allergan. Fue Bill Ackman, accionista minoritario de Allergan, el que convenció a la canadiense de hacer una propuesta, atraído por la tasa de impuesto de un dígito que pagaría la nueva firma fusionada.
Los enormes beneficios para las empresas por este tipo de arreglos complican los esfuerzos de los reguladores en todo el mundo por aumentar su recaudación. Hace un par de semanas, un grupo de accionistas de la cadena de farmacias Walgreen, que incluía a Goldman Sachs, propuso a la administración aprovechar la compra de su rival suiza Alliance Boots por US$16,000 millones para cambiar su domicilio fiscal a la pequeña nación alpina, lo que elevaría sus utilidades en 75%, según sus estimaciones.
Ofensiva global Este tipo de maniobras refleja los grandes desafíos que afrontan las autoridades internacionales para hacer cumplir sus regulaciones tributarias. Las compras de empresas basadas en países donde los
impuestos más bajos han aumentado luego de que a fines del año pasado, los gobiernos de EE.UU. y Europa lanzaran una ofensiva en contra de las empresas que establecían filiales en países como Irlanda, Holanda, Luxemburgo y Bélgica para pagar menos impuestos.
Una investigación reveló que en los últimos cuatro años, Apple ha dejado de pagar miles de millones de dólares en impuestos en
EEUU tras abrir una oficina en Irlanda. Aunque la unidad no declara residencia en ese país porque no es manejada ni controlada desde Irlanda, ni en ningún otro país, este simple hecho significa que deja de ser residente tributario de EE.UU.
Bajo la presión de Bruselas, Irlanda prometió en octubre una reforma para cerrar este vacío legal. “Voy a impulsar cambios para asegurar que las empresas registradas en Irlanda no puedan carecer de un estado en términos de su lugar de residencia”, aseguró el ministro de Finanzas, Michael Noonan.
En noviembre, una comisión del parlamento británico atacó a compañías como Starbucks, Amazon y Google por los bajos impuestos que pagan en la isla. Cómo se explica, preguntó un parlamentario entre las burlas de la audiencia, que una compañía cómo Amazon, que en 2012 registró ventas por 9,100 millones de euros en Europa, declare una ganancia de apenas 20 millones de euros.
Los mismos parlamentarios se preguntaron con ironía por qué Starbucks no abandona Reino Unido, donde ha registrado pérdidas contables en la mayoría de sus 15 años de operaciones y no ha pagado
impuestos en los últimos tres.
Unos pocos meses antes, en Alemania, un legislador del Partido Verde denunció que Starbucks no ha registrado ganancias tributables en ese país en los últimos tres años.
La cadena de cafeterías más grande del mundo se rindió a las presiones y a mediados de abril anunció que trasladará su sede europea desde Amsterdam a Londres, incrementando el monto que pagará en impuestos.
Se estima que las empresas estadounidenses mantienen US$1.95 billón (millón de millones) en efectivo en el extranjero, un alza de 11.8% respecto del año pasado, según datos recopilados por Bloomberg.
FUENTE: DIARIO GESTION